Los cerambícidos o longicornios son una familia de coleópteros de hábitos extrictamente fitófagos, de entre los que destacan en importancia las especies que se alimentan de tejidos vegetales leñosos.
Morfología y biología
Los adultos ramonean la corteza y el floema de los ramillos de crecimiento y las larvas son de hábitos floemo-xilófagos. Ninguna de las especies del género Monochamus se reproduce en árboles sanos, sino que sólo se
sienten atraídas por árboles muy estresados, moribundos o recién muertos, y por la madera recién talada, favorecido por ataques previos de escolítidos Ipinos (Orthotomicus e Ips). De hecho, el cebo cairomonal utilizado
para su atracción se compone de cairomonas producidas por el hospedador y cairomonas producidas por los escolítidos que atacan el árbol, principalmente ipsenol.
Cuando coloniza estos árboles con una población previa de escolítidos establecida, actúa entonces como lo que se conoce como depredador facultativo o intraguild predator.
Esto implica que la larva de Monochamus consumirá floema y las larvas de escolítidos que se encuentren en él, sin distinción. Este aporte proteico extra es muy posible que proporcione a las larvas algún tipo de ventaja
sobre las que no lo consumen (Mas, 2016)
La hembra ovoposita en hendiduras en forma de cono muy característico, o mordedura, excavadas en la corteza de los árboles adecuados.
Macho
Hembra
Las larvas, ápodas, más o menos cilíndricas y con un engrosamiento en los segmentos cefálicos que oculta parcialmente la cabeza, se alimentan inicialmente de floema y cambium para posteriormente entrar en el xilema y construir
una galería en forma de U que termina en una cámara de pupa, de donde emergen a través de un orificio circular. Una vez emergido el adulto juvenil, necesita de un periodo de maduración sexual, en el que se alimenta de braquiblastos,
floema y corteza tierna de ramillos y brotes de pinos.
M. galloprovicialis es por tanto un insecto no agresivo, una especie muy secundaria que aporta importantes beneficios al funcionamiento del ecosistema forestal, y no sería de mayor interés si no fuera por que M. galloprovincialis fue identificado como el vector de la Enfermedad del Marchitamiento del Pino, producida por el nematodo Bursaphelenchus xylophilus en Portugal en 1999 (Sousa et al. 2001), siendo actualmente el vector principal
de la enfermedad en la península Ibérica. La interacción entre ambos organismos es una relación mutualista, obligatoria para el nematodo y facultativa para el escarabajo. Esto es así porque el nematodo necesita del escarabajo
para su transporte y dispersión, mientras que el escarabajo se ve beneficiado de la muerte del arbolado provocado por el nematodo ya que supone un incremento en material hospedador donde realizar la ovoposición.
Bursaphelenchus xylophilus es una especie de cuarentena fitosanitaria introducida en el territorio europeo en 1999 cuando se detectó en la península de Setubal, en Portugal. Desde entonces se ha ido extendiendo, de
manera que en la actualidad se encuentra declarada como zona demarcada prácticamente todo el territorio del Portugal continental.
En España se han detectado cuatro focos desde 2008, todos próximos a la frontera portuguesa y tres de ellos repartidos por la provincia de Cáceres y el restante en Pontevedra. Tres de ellos se consideran controlados y uno erradicado.
Los únicos vectores que se han demostrado efectivos en la trasmisión del B. xylophilus, son especies del género Monochamus, en concreto siete especies: M. carolinensis, M. mutator, M. scutellatus y M. titillator en América del Norte; M. alternatus y M. saltuarius en el Noreste de Asia y M. galloprovincialis en Europa.
Por lo tanto, una de las herramientas fundamentales para el control de la enfermedad es el control de su vector, ya que el este el único medio de transmisión del nematodo de un árbol a otro.